martes, 20 de diciembre de 2011

SANTA CRUZ DE LA PALMA REZUMA NAVIDAD

Rondalla Lo Divino de la parroquia de San Francisco 2011
Volvemos a llegar a diciembre. Un diciembre nuevo, aderezado por incontables problemas: Paro, prima de riesgo, empresas cerrando... Pero siempre nos termina llenando ese espíritu navideño. Un espíritu tan manido por muchos, como vacío de contenido para otros tantos. Y es que ¿en qué ha quedado la Navidad? Todos nos damos cuenta que se acercan estas fechas cuando en la televisión nos bombardean con anuncios de juguetes y perfumes (dentro de nada empezarán en julio), en seguida comienzan a adornarse las calles, las luminarias ornan las ciudades y los escaparates se llenan de papás noeles y nieve (qué pintará la nieve en las ciudades canarias...). Y todos, como por arte de magia nos llenamos de alegría, saludamos a la gente con una efusividad antes desconocida y nos lanzamos a la calle compulsivamente como los funcionarios en horario de trabajo en busca de cumplir con las peticiones de la carta a los reyes.
Pero en Santa Cruz de La Palma es (o debería ser) un poco distinto. No somos ajenos ni impermeables al consumismo imperante ni a la moderna globalización. Tenemos luz en la calle, Santa Claus en los escaparates (los reyes casi por ningún sitio), salimos a la calle (aunque no podamos comprar) y seguimos comprando lotería de navidad como si fuera golosina. Mas hay dos aspectos que debemos reconocernos que nos difiere en especial. 
El primero es la gran tradición belenística (aunque un poco mermada) que tiene toda la isla de La Palma y también Canarias que llena portales, casas de cultura y hogares de ese misterio en torno a niño en pañales recostado en un pesebre.
El segundo, que es mi favorito, se refiere a la que es, para mí, la tradición más bonita que existe en Santa Cruz de La Palma (aunque también se haya extendido a otros municipios) y es "Lo Divino". Esas rondallas que desde hace más de medio siglo rompen el silencio de la noche con sus cuerdas y sus voces preparando la llegada de la nochebuena. Si bien es cierto que aquel objetivo de despertarnos para asistir a las nueve misas de luz (que se celebraban a las seis o siete de la mañana) antes de la navidad ha quedado un poco apartado debido a los nuevos tiempos, todavía sigue siendo el mayor y más fiel reflejo de la llegada de estas fechas en nuestra amada ciudad.
En particular, yo no siento la llegada de estas entrañables fiestas hasta que llega el día 15 de diciembre y oigo cantar por primera vez a las rondallas de madrugada. Será que he pasado mucho tiempo fuera de la isla. Quizá sea porque todavía me maravillo de la inmensa tradición villanciquera que tenemos en La Palma (y más propiamente en su capital). O será que esas misas de luz al romper el alba que aún se celebran en la parroquia de San Francisco y cantadas por su rondalla, que ha estado toda la noche llevando la Navidad por las viejas calles y plazas de Santa Cruz, sean incomparables. Pero lo cierto que eso es espíritu navideño. A pesar de que cada vez menos se asoma la gente a sus ventanas al paso de los trovadores (de pequeño era emocionante como se iban encendiendo las ventanas y balcones y como los vecinos regalaban turrón, polvorones o alguna botella que hacía más llevadera la noche); a pesar de que las misas de luz mañaneras (donde algunos llegábamos con legañas) hayan ido dejando paso a otros horarios; a pesar de la modernidad todavía Santa Cruz de La Palma sigue siendo toda un cantar, sigue rezumando navidad y de nosotros depende que nuestros hijos y nuestros nietos sigan entonando nuestros villancicos, así como nuestros padres lo hicieron. 
Y ya me despido, y no podía ser de otro modo que con un villancico de Manuel J. Pérez Rodríguez

Pueblo palmero, venid cantad,
Que el Rey de los Cielos ha nacido ya.
De colores se viste la clara madrugada
Los balcones con flores se abrazan en el mar
Ya llegan las parrandas por la calle Real
Y que feliz encuentro en mi bella ciudad.
Santa Cruz de La Palma es toda un cantar
Santa Cruz de La Palma rezuma Navidad

martes, 31 de mayo de 2011

LA DEMOCRACIA ES UNA CASUALIDAD

Leí en un periódico argentino que el deporte es el reflejo de la vida. Y no le falta razón. Sobre todo en un aspecto: En la actitud cuando ganas y cuando pierdes. Practico deporte desde que apenas levantaba dos palmos del suelo y, entre otras cosas, me enseñaron a ser noble y limpio, a respetar las reglas y, sobre todo, al contrario. Ése apretón de manos al final de la "batalla" es algo más que un gesto. Es el reflejo de la propia persona, felicitando al rival tras la lid.
Las elecciones no dejan de ser como un encuentro deportivo: Rivales que se baten; unas reglas definidas; unos árbitros que imparten justicia... Y unos resultados emanados de la voluntad de los votantes. Y lo habitual es que al final del partido, los rivales se den la mano y comiencen a preparar otras lides como las acciones de gobierno y oposición. Pero, como de todo hay en la viña del señor, no siempre es así. Para ello dos ejemplos:
En primer lugar, el alcalde en funciones de Córdoba, el señor Andrés Ocaña (IU), en un alarde mesiánico y omniscio afirmó que "el pueblo se ha equivocado" tras su derrota el pasado 22 de mayo. Y es que, quien no ha sabido nunca ganar, nunca sabrá perder (y de eso sabe bien Sergio Busquets, por ejemplo). Y tenemos que decirle a este profeta de la política que la soberanía popular no se suele equivocar y que, si lo hace, suele rectificar, y que el error suele ser más bien del político que del que lo elige. Así que mejor que se ocupe de la autocrítica, que siempre viene bien y que dejes los tintes dictatoriales (aunque de los comunistas, esto último no me extraña).
En segundo lugar, tengo que hablar de Juan Ramón Felipe, alcalde en funciones de S/C de La Palma y candidato perdedor de ese conglomerado de ¿partidos? que es Coalición Canaria (API, AIC, ICAN, PNC, CCN...) que dijo que el PP "ganó de casualidad" y todo porque los populares ganamos por un centenar votos. Pues hay que decirle al nacionalista que esos votos son un centenar de personas, un centenar de historias que han decidido que el proyecto del PP es el más atractivo para la capital palmera. Y como respeto cada uno de los votos, cada una de las personas que en libertad se acercan a las urnas ese centenar de votos, así como los casi 3000 que hemos recibido, así como los que hayan ido a otras fuerzas, me parece aberrante que un político piense que cien personas sean "una casualidad". Seguramente, para CC en S/C de La Palma y para su candidato la democracia sea "una casualidad" que ocurre cada cuatro años y que sólo es útil cuando sirve a sus objetivos (esto me recuerda a "ilustres demócratas" como Pablo Iglesias, Largo Caballero o Hugo Chávez). Sabemos que CC está acostumbrada a que La Palma y sus municipios sean sus fincas particulares pero, afortunadamente, los ciudadanos les recordamos de vez en cuando que no es así.
Es la actitud del mal perdedor y del pésimo demócrata, que no respeta ni las reglas, ni a los rivales, ni a los árbitros, que son, en última instancia los ciudadanos. En Santa Cruz de La Palma y en toda la isla nos han dado una lección y es que las instituciones no son patrimonio de los políticos ni de un partido, en este caso CC, sino de la voluntad de cada uno, sean 5, 10, 100 ó 1000 votos. Desgraciadamente, algunos seguirán pensando que el pueble se equivoca cuando no les favorece o que votar es una triste casualidad. Afortunadamente en España, desde hace más de treinta años, la realidad no es así.

sábado, 9 de abril de 2011

PRESIDENTA

Bien saben los que me conocen que no suelo ser muy dado al elogio y menos aún cuando el proyecto a empezar apenas ha dado sus primeros pasos. A su vez también es notorio que soy un ferviente defensor de las personas, que me gusta confiar en sus posibilidades y esperar para valorar los resultados que haya obtenido. Por ello muchos de mis allegados me echan en cara que nada me impresiona, que no me adhiero a nadie y, sobre todo, que no admiro a nadie. Si bien es cierto que me resulta un tanto incómodo "venerar" a otro ser humano igual que yo (demasiado humano como decía Nietzsche) cuyo mérito es darle bien a un balón o hablar bien en público, no es menos real que me ciega el resplandor de mucha gente, de la llamada anónima, que es capaz de realizar auténticos milagros (como en la película "como Dios" "Partir la sopa no es un milagro, es un truco de magia. Que una madre soltera que tiene dos trabajos y todavía encuentra tiempo para llevar a su hijo al entrenamiento de fútbol, eso es un milagro"). Una persona admirable es mi abuelo, que aunque su DNI pone que tiene 88 años, sigue teniendo 20.

Pero, tras todo este rodeo, tengo que reflexionar sobre las impresiones que barruntan mi mente desde hace unos días después de conocer y hablar con la candidata y ¿futura presidenta? de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, Beatriz Jurado. No será la mejor oradora del mundo, ni su presencia impresiona ni tendrá un áurea carismática, pero tiene mejores cualidades. Tiene una mente preclara y unas ideas muy claras, conoce el camino para llevarlas a cabo, las dificultades que conlleva y lo que necesita (necesitamos) tanto la organización como los jóvenes de este país. En cada frase que soltaba adornaba con ese típico acento cordobés, yo me sentía identificado y, sobre todo, partícipe de un proyecto ilusionante, atractivo y apasionante.

Soy consciente de que, hasta ahora, sólo hay palabras. Palabras que se tienen que convertir en realidad y ésa es la parte difícil. Seguro que Beatriz se rodeará de gente capaz y activa (Javier Dorado, como Secretario General es un claro ejemplo). Pero eso sólo es la primera parte. La siguiente es vertebrar bien la organización, luchar contra las trabas (sobre todo las que ponen desde dentro, que, la mayoría de las veces es el verdadero enemigo, recordemos a Churchill) y colocar a Nuevas Generaciones como protagonista, no sólo dentro del Partido Popular, sino en la realidad nacional, como un referente para todos los jóvenes de este país.

Tras el próximo congreso que celebraremos en Zaragoza los próximo 15 y 16 de abril, comienza la batalla. Una batalla en que, como siempre, los éxitos será de todos y los fracasos serán de Beatriz. Es la carga de un líder. Que los errores se pagan, pero los aciertos no se valoran. Como el entrenador de un equipo de fútbol que, mientras entra la pelota en la portería nadie se acuerda de ti, pero en cuanto las cosas se tuercen todos dirigen la mirada hacia él. Con Beatriz, probablemente tendremos la mejor entrenadora para el mejor equipo (podríamos ser perfectamente campeones del mundo), pero aquellos que sólo viven del fracaso ajeno estarán expectantes para cuando caiga. Pero muchos más estaremos para levantarla y para levantarnos.