sábado, 9 de abril de 2011

PRESIDENTA

Bien saben los que me conocen que no suelo ser muy dado al elogio y menos aún cuando el proyecto a empezar apenas ha dado sus primeros pasos. A su vez también es notorio que soy un ferviente defensor de las personas, que me gusta confiar en sus posibilidades y esperar para valorar los resultados que haya obtenido. Por ello muchos de mis allegados me echan en cara que nada me impresiona, que no me adhiero a nadie y, sobre todo, que no admiro a nadie. Si bien es cierto que me resulta un tanto incómodo "venerar" a otro ser humano igual que yo (demasiado humano como decía Nietzsche) cuyo mérito es darle bien a un balón o hablar bien en público, no es menos real que me ciega el resplandor de mucha gente, de la llamada anónima, que es capaz de realizar auténticos milagros (como en la película "como Dios" "Partir la sopa no es un milagro, es un truco de magia. Que una madre soltera que tiene dos trabajos y todavía encuentra tiempo para llevar a su hijo al entrenamiento de fútbol, eso es un milagro"). Una persona admirable es mi abuelo, que aunque su DNI pone que tiene 88 años, sigue teniendo 20.

Pero, tras todo este rodeo, tengo que reflexionar sobre las impresiones que barruntan mi mente desde hace unos días después de conocer y hablar con la candidata y ¿futura presidenta? de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, Beatriz Jurado. No será la mejor oradora del mundo, ni su presencia impresiona ni tendrá un áurea carismática, pero tiene mejores cualidades. Tiene una mente preclara y unas ideas muy claras, conoce el camino para llevarlas a cabo, las dificultades que conlleva y lo que necesita (necesitamos) tanto la organización como los jóvenes de este país. En cada frase que soltaba adornaba con ese típico acento cordobés, yo me sentía identificado y, sobre todo, partícipe de un proyecto ilusionante, atractivo y apasionante.

Soy consciente de que, hasta ahora, sólo hay palabras. Palabras que se tienen que convertir en realidad y ésa es la parte difícil. Seguro que Beatriz se rodeará de gente capaz y activa (Javier Dorado, como Secretario General es un claro ejemplo). Pero eso sólo es la primera parte. La siguiente es vertebrar bien la organización, luchar contra las trabas (sobre todo las que ponen desde dentro, que, la mayoría de las veces es el verdadero enemigo, recordemos a Churchill) y colocar a Nuevas Generaciones como protagonista, no sólo dentro del Partido Popular, sino en la realidad nacional, como un referente para todos los jóvenes de este país.

Tras el próximo congreso que celebraremos en Zaragoza los próximo 15 y 16 de abril, comienza la batalla. Una batalla en que, como siempre, los éxitos será de todos y los fracasos serán de Beatriz. Es la carga de un líder. Que los errores se pagan, pero los aciertos no se valoran. Como el entrenador de un equipo de fútbol que, mientras entra la pelota en la portería nadie se acuerda de ti, pero en cuanto las cosas se tuercen todos dirigen la mirada hacia él. Con Beatriz, probablemente tendremos la mejor entrenadora para el mejor equipo (podríamos ser perfectamente campeones del mundo), pero aquellos que sólo viven del fracaso ajeno estarán expectantes para cuando caiga. Pero muchos más estaremos para levantarla y para levantarnos.