Hace unos días me comentaba una joven promesa del Partido Popular que "ya no puedo rebajarme a trabajar para Nuevas Generaciones, que eso me queda pequeño y yo necesito cotas mayores". La verdad es que no me sorprendió que estuviera tan encantada de haberse conocido, pero si me hizo reflexionar hacia dónde estamos yendo.
Muchos políticos están convencidos que un ente superior les ha elegido para grandes planes, como si fueran profetas del Antiguo Testamento. Un ejemplo en el que seguro están pensando muchos es nuestro presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, paladín de la alianza de civilizaciones (y gran luchador frente a ese colectivo tan "nocivo" como son los pensionistas). No haré muchas más menciones de él que no tiene remedio, pero si me preocupan muchos otros que aún no han llegado a tan altas responsabilidades y sólo les falta el séquito, aunque siempre hay algún "lumbrera" que lo sigue cual fan persigue los pasos de su actor favorito.
Esos políticos "Brad Pitt", tan alejados de la realidad como el cometa Halley son cada vez más novedosos, pero caen en los viejos errores. ¿No se dan cuenta del desdén que produce la clase política? ¿No son conscientes que el estar alejados de la realidad, de los problemas de la gente como lo están las estrellas de cine son la principal causa de que la gente cada vez se acerque menos a votar o a algún partido político? Ya va siendo hora que muchos (empezando por ellos mismos) se den cuenta que los políticos son personas normales, con sus virtudes, sus defectos y sus miserias, trabajadores en su mayoría, pero no infalibles, que necesitan la ayuda y colaboración de todos.
Así que, políticos, recuerden que tienen dos orejas y una sola boca, que están mejor diseñados para escuchar que para hablar, así que bajen del altar y acérquense a los jóvenes, a los parados, a los empresarios, a los pensionistas...
Ah, por cierto, y como última reflexión les animo a todos a participar en políticas con sus ideas, sus problemas, sus opiniones... Porque la Política es algo demasiado importante como para dejarlo sólo en las manos de los políticos.
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