martes, 20 de abril de 2010

CORRUPCIÓN, ENCUESTAS Y MOCIONES DE CENSURA

Hace unos días, en un bar cercano a mi casa, tomaba un café mientras leía la prensa y mataba el tiempo antes de acudir a una cita y escuché una conversación entre el dueño del establecimiento y alguien que parecía un cliente habitual. El primero estaba intentando convencer al segundo de que gracias a sus "ideas de marketing" lograba vender coca cola en su local: "...¿Ves? La tengo a la vista para que la compren..." "...La tengo diez céntimos más barata que en los bares de alrededor..." "...Si no fuera por eso, no vendería ni una lata...". El cliente escuchaba pacientemente la perorata del innovador empresario hasta que pudo decir: "Hombre, algún mérito tendrá que sea una marca conocida en el mundo entero, que garantiza un sabor, unas sensaciones...". "Para nada- sentenció el camarero- El único mérito es mío".
Toda esta grotesca situación me hizo pensar en la situación de algunos cargos electos a lo largo y ancho de nuestro país, que se aferran al acta alegando su propiedad personal (y la justicia los avala y no entiendo por qué) porque ellos y sólo ellos son los que tienen el mérito de ser elegidos por los ciudadanos independientemente de las siglas. Y yo respondería como el cliente: "Algún mérito tendrá el representar a unas siglas que son garantes y defensoras de nos valores y de una forma de hacer las cosas".
A esta incongruencia personal y jurídica hay que unir dos situaciones diferentes pero, muchas veces, hermanadas. La corrupción y las mociones de censura.
La primera reflexión que hago es que la corrupción (no sólo la política) erosiona las instituciones, independientemente del partido, empresa, sindicato o medio de comunicación a la que afecte, e intentar sacar rédito de ella sólo consigue dos cosas: La primera es acelerar el proceso de desgaste de las instituciones y la segunda es que se vuelva contra uno porque en todas las bolsas de pipas siempre hay unas pocas amargas. Ya sabemos que a los medios les encanta, que están vendidos a intereses políticos y empresariales alejados de aquél "Informar, formar y entretener", pero flaco favor le hacen a su país cuando informan, investigan, juzgan y condenan, todo en uno.
La segunda, es que aquellos afectados por casos de corrupción, siendo inocentes hasta que se demuestre lo contrario, deberían ser más generosos con sus partidos y sus siglas, que le han dado la oportunidad y el honor de poder trabajar por sus vecinos, por sus conciudadanos y, muchas veces, deberían hacerle un favor a la propia organización haciéndose a un lado. También, los partidos políticos deberían ser más consistentes, más duros con estas situaciones y, a mi juicio, algo que podría ayudar es una mayor democratización de los mismos.
La tercera es evidente. Yo siempre he sido bastante enemigo de las mociones de censura. Creo sinceramente que la voluntad del electorado debe ser respetada al máximo (quizá deberíamos fomentar la participación ciudadana en los Ayuntamientos, al ser estos la administración más cercana). Pero el sistema es el que es. Las mayorías en las instituciones son las que deciden y, por mucho que le pese a doña Mercedes Coello (diputada socialista por la provincia de S/C de Tenerife), todas son legítimas. Todavía recuerdo cuando su señoría aplaudía la moción presentada en Arucas (Gran Canaria) por PSOE y CC para desbancar al PP y tachaba de ilegítima y vergonzosa la de CC Y PP contra PSOE en el Puerto de La Cruz (Tenerife). Un poco menos de fanatismo (y una tila) para esta (y otros/as) señora. En teoría, las mociones de censura nacen para mejorar y desatascar el funcionamiento de una institución. ¿Hay alguien hoy en día que crea que es así? No lo tengo muy claro. En la mayoría de los casos creo que son otros los intereses, también alejados de la ciudadanía. Aunque habría que valorar caso por caso, aunque si cogemos algunos ejemplos como Benidorm...
Y termino con ese estudio que para muchos se convierte en dogma de fe, en fiel reflejo de la realidad (siempre y cuando le sonrían) que son las encuestas. Hace poco un conocido me decía: "Lo primero que hago cuando veo una encuesta es ver quien la pagó". Creo que dio en el clavo. Porque a fin de cuentas, cada medio tira para un lado y tiene que contentar a sus "jefes". Aunque los partidos manejamos encuestas serias que reflejan la realidad como realmente es, pero esas no las publicamos (las encuestas son un instrumento electoral). Y es ridículo como algunos sacan pecho cuando los sondeos le gustan y cómo los desprecia cuando lo colocan por detrás ("la encuesta que realmente importa son las urnas"). Un espectáculo más de este "circo" dónde el mayor argumento contra los rivales es el "...Y tú más..."

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